La iluminación de las salas del Museo Van Gogh de Amsterdam debió atenuarse debido a que la luz utilizada sobre los lienzos transformó en azul el violeta original de la obra "Campo de lirios en Arlés" del artista holandés. 

La luz amenazaba con alterar el resto de la colección, determinó una investigación en la que también participaron la universidad holandesa de Tilburg y el Servicio Nacional para el Patrimonio Cultural.

El diario español El País de Madrid informó que la pérdida de intensidad de los colores en las obras del artista fue constatada por Ella Hendriks, restauradora principal del centro. 

"Con ayuda del microscopio se observó que el pigmento rojo de los lirios fue desapareciendo por culpa de la exposición a la luz", aseguró la curadora. 

Pintada durante su estancia en la ciudad francesa de Arlés, donde quiso formar una comunidad de artistas junto a su colega, Paul Gauguin, los historiadores la presentaron como un "alarde técnico que mezcla perspectiva, detalle y brochazos apresurados en el cielo". 

“Una vez retirada la capa de barniz de la última restauración, fechada en 1927, puede verse que los azules del cielo son más frescos, pero los lirios han cambiado de color”, explicó la restauradora.

El problema de los colores en las obras de Van Gogh puede hacerse extensivo a los demás pintores de su generación. En especial, con los impresionistas, que también utilizaron pinturas sintéticas. 

Según los restauradores, este tipo de pinturas eran nuevas para la época y los fabricantes no seguían los protocolos estandarizados para fabricarla. Eran más bien artesanos que mezclaban aceites y polvos y de ahí que los porcentajes pudieran variar casi en cada tubo.

El diario madrileño informó que durante el estudio de las obras, para adelantar el proceso de deterioro derivado de la intensidad lumínica, se ha hecho una simulación digital, ya que en una restauración respetuosa nunca se repinta un cuadro a la manera del artista.

Para ejemplificarlo, Hendriks tomó la obra "El dormitorio en Arlés", un óleo que debía transmitir sosiego al espectador gracias su combinación de colores complementarios: rojo y verde, amarillo y violeta, verde y naranja. “Pero donde ahora vemos azul y blanco, en la puerta y la pared, a la izquierda, había en origen rojo o lila. Van Gogh era un artista de amarillo y violeta, no tanto de contrastes entre azules y amarillos”, explicó.

Debido al cambio en los tonos de las obras, la remodelación interior del museo cambió el color de algunas de las paredes del museo de Amsterdam. Ahora, muchas de las paredes blancas lucen gris verdoso, un tono que precisa menos luz eléctrica para admirar los cuadros.

"Hacemos lo posible por adaptarnos a lo que propone la ciencia, y pensamos que será aceptado por el público", explicó ó Kees van den Meiracker, jefe de colecciones del museo de Amsterdam.