La intransigencia del Ministerio Público de Tehuacán, al negarse a recibir a un presunto ladrón, trasladado por la Policía de Ajalpan como presunto responsable del delito de robo a la capilla de Guadalupe y permitir que fuera regresado al mismo municipio, provocó un amotinamiento de cerca de 200 personas que ‎dañaron la fachada de la presidencia y atacaron a policías municipales, cuando los pobladores pretendían linchar al presunto ladrón.

‎Cerca de las 22 horas del jueves se hizo necesaria la presencia de la Policía Estatal Preventiva (PEP) y de otras corporaciones para que la calma regresara al municipio, en tanto que el supuesto ladrón tuvo que ser sacado por la parte trasera de la presidencia ante el riesgo de que los habitantes ingresaran y por la fuerza lo lincharan.

De acuerdo a reportes de lo ocurrido, pobladores detuvieron al sospechoso —cuyo nombre no fue revelado—, quien había robado 40 mil pesos en efectivo, correspondientes a la recolección de las limosnas de la capilla de Guadalupe, en calle Pipila, del barrio de Guadalupe.

El sospechoso fue entregado a la Policía Municipal, a las 16 horas del jueves, aunque no se dijo qué paradero había tenido el dinero robado, que presuntamente le fue encontrado entre sus ropas.

Más tarde, 12 personas, integrantes del comité de la iglesia, fueron a la comandancia de policía pidiendo que les fuera presentado el sospechoso, ya que en la zona se habían registrado muchos robos y querían saber si era el mismo, pero no se los mostraron.

Ante el temor de que intentarán sacarlo de los separos y lincharlo, el detenido fue trasladado a la Agencia del Ministerio Público de Tehuacán, donde no fue recibido bajo el argumento de que no había ‎delito que perseguir.

Los policías regresaron al sospechoso a Ajalpan y entonces los vecinos fueron alertados a través de las campañas de la iglesia, reuniéndose unas 200 personas que exigían les fuera entregado el presunto ladrón para que lo lincharan, exigiendo que estuviera presente el presidente Gustavo Lara Torres, pero éste nunca llegó.

Ante el temor de que los inconformes se metieran a la presidencia a sacarlo, decidieron retirar al detenido por la puerta trasera.
Al enterarse, los vecinos lanzaron piedras a los cristales de las oficinas municipales, en tanto que otros agredieron a seis uniformados que tuvieron que retirarse y ocultarse.

Entre la confusión, un grupo de desconocidos ingresó a una de las oficinas municipales y se llevaron equipo de cómputo, hechos que investiga el Ministerio Público.