El cine mexicano refleja un buen momento en materia de sonorización, donde la creatividad y la tecnología se conjugan en favor de los filmes, afirmó el reconocido sonidista Jaime Baksht.

La técnica para manejar los sonidos y una verdadera pasión por el cine, llevaron a Baksht a convertirse en un mezclador de sonido, y aunque sabe que muchas veces su trabajo suele ser anónimo para el público, él simplemente disfruta su profesión.

Dos estatuillas Ariel, en la categoría de Mejor Sonido, nominaciones al premio BAFTA y el reconocimiento en el gremio cinematográfico a nivel internacional, respaldan a Baksht, quien desde su trinchera lucha por conseguir la mejor sonorización, que le permita a su trabajo estar al nivel de las producciones hollywodenses.

“No sabría decir qué tanto ayudó la tecnología, lo que si se es que los procesos creativos han cambiado mucho en las dos últimas décadas, permitiéndonos hacer cosas inimaginables”, dijo Jaime en charla con Notimex.

Sin embargo, el ingeniero de sonido está consciente de que la tecnología es sólo una herramienta, que puede ayudar cuando se tiene algo que expresar a los demás, “hoy en día la tecnología ha permitido jugar con los sonidos, manipularlos e incluso crear otros, pero todo esto siempre de la mano de la creatividad”.

Jaime, quien desde 1989 ha puesto su huella en el mundo de los sonidos cinematográficos al lado de directores como Mel Gibson y Guillermo del Toro, aclaró que para llegar a este punto en el que se encuentra la sonorización, se vivió un proceso de transición, de lo análogo a lo digital.

“Nadie pensaba que México incursionaría en el mundo digital, muchos pensaban en esto como algo lejano, pero en 1994 con la renovación de los Estudios Churubusco, el panorama cambió y el país dejó el Dolby Stereo para iniciar en un nuevo terreno y aunque después las películas seguían en su formato 35 milímetros, el audio ya estaba en digital”, expresó.

Destacó que la renovación de las salas cinematográficas y el interés por entrar en la era digital, fue vital para México, “sí, hoy contamos con estudios que nos permiten estar a la vanguardia y que tienen todo lo necesario, incluso aquí en el país se hizo una parte del sonido de la cinta –Hellboy-”.

Indicó que México y Canadá lograron entrar casi al mismo tiempo a la era digital y desde entonces se ha luchado por darle a las producciones mexicanas el sello distintivo en el rubro, “hay la tecnología en el país y la creatividad”.

“Con la digitalización, dejamos de tratar al sonido como si fuera un objeto, antes veías por todos lados cintas colgadas con el nombre de su ruido y no había más, tenías que hacer lo mejor con eso, mientras que hoy te piden un sonido de un coche y si al director no le gusta puedes dar a escoger entre cientos de sonidos”, expresó Jaime, en la comodidad de su estudio, donde ya trabaja en el audio de un nuevo filme.

Una decena de computadoras, una consola con tantos botones como sonidos que manipula a su antojo, son el día a día de Jaime, quien estudió la carrera de física y posteriormente producción musical, además de que ha sido docente del Centro Universitario de Estudios Cinematográficos.

“Las nuevas generaciones conocen mucho más de los procesos sonoros gracias a los nuevos dispositivos, que sí son una herramienta, pero no sustituyen la formación académica”, aseguró el sonidista, cuya pasión por el audio llegó a los seis años de edad, cuando tuvo en sus manos el disco “Blanco” de The Beatles.

La icónica banda inglesa, sin querer influyó en la que hoy es su profesión, misma que le ha dado muchas satisfacciones, al poder hacer el sonido de cintas como “La jaula de oro”, que ha sido multipremiada a nivel internacional.

“El disco –Blanco- de los Beatles realmente me impresionó y desde ahí me di cuenta que había una brecha entre los sonidos del cine nacional y los de esas producciones europeas”, recordó Baksht.

Sumamente orgulloso, Jaime reconoce que ni él mismo sabe qué hace o forma a un sonidista, ya que él desde pequeño supo su vocación y aprendió a distinguir todos los colores y matices que tiene el sonido.

Por lo que ante la interrogante de ¿Qué es un sonidista?, Jaime puntualizó que en su campo de acción hay tres niveles que son el que hace el sonido directo durante el rodaje.

El mezclador y diseñador de sonido, que se encargan en el estudio de corregir y junto con el director de dar forma a todas las piezas auditivas que tiene en su cabeza el realizador.

Más de dos décadas de trabajo en cintas como “Atrapen al gringo”, “Besos de azúcar”, “No se aceptan devoluciones”, “Cuates de Australia” y “La jaula de oro”, dan cuenta de la trayectoria de Baksht, quien día a día lucha por la perfección de los sonidos cinematográficos.