El impacto de la globalización hace repensar el futuro de la educación en el mundo. Es un hecho que el costo de la educación superior aumenta más rápido que la inflación, ya que en los últimos 10 años la matrícula en instituciones públicas en Estados Unidos aumentó 42 por ciento, señaló Peter Negroni, exvicepresidente sénior del College Board.

Durante el décimo octavo Congreso Latinoamericano del College Board, cuya sede fue la UAP, el especialista expresó: “Estos aumentos ocurren a la vez que estudiantes y familiares se cuestionan el valor de un grado académico, ya que las tasas de desempleo para graduados han aumentado significativamente.

”El punto es que hay grados académicos que tienen altas tasas de desempleo y los estudiantes están replanteándose lo que estudiarán, al igual que el costo de obtener un título. Además, el valor de un grado académico está decayendo y los alumnos se preguntan si vale la pena la inversión”, dijo.

Esta situación ocasiona que colegios y universidades examinen ambos aspectos: los cursos y grados que ofrecen a sus estudiantes, así como el costo de éstos para los jóvenes.

El doctor Peter Negroni expuso que en el pasado el acceso y la equidad para colegios y universidades se medían por el número de estudiantes pobres y minorías que ingresaban, hoy esta situación cambió porque deben considerar quiénes se gradúan de la universidad y si estos consiguen empleo.

Para cumplir con estos nuevos requisitos, se necesitan nuevos enfoques y modelos de enseñanza y aprendizaje que asegurarán el éxito para todos en la universidad y después de ella. También, resaltó la necesidad de ampliar la educación a grupos minoritarios.

De manera previa, el especialista comentó que en Estados Unidos, antes de pasar de una sociedad industrial a una de información, las escuelas educaban bien a alrededor del 25 por ciento de los estudiantes, el resto eran capaces de encontrar empleos que requerían de pocas destrezas con menos de un diploma de escuela secundaria.

“No había expectativa alguna que las escuelas educaran a todos los estudiantes, según estándares altos. Cuando sucedió el cambio a una sociedad de información, las escuelas no estaban preparadas para ello. Los maestros no tenían la preparación ni las habilidades requeridas; además, los alumnos que empezaban a laborar en trabajos diestros eran hijos de las minorías, lo cual agravó el problema de acceso a la educación y equidad”, indicó.

Para que las escuelas educaran bajo este esquema, se propuso una ley para ayudar a los alumnos pobres y de minoría, a pesar de una gran inversión el programa tuvo un impacto limitado, porque las clases adicionales se impartían antes y después de la escuela, así como en verano, con los mismos materiales y profesores, quienes no sabían trabajar con niños diferentes.

Se necesitaba un cambio serio y sustantivo para educar a todos los jóvenes bajo los mismos estándares y que fueran capaces de competir con estudiantes del mundo. Durante mucho tiempo en la educación norteamericana los maestros estaban a cargo de la educación, mientras los administradores sólo se limitaban a sus funciones y no se involucraban en la enseñanza.

Cuando se hizo evidente la necesidad de vincular a ambos personajes, se plantearon técnicas de enseñanza adecuadas y se creó un lenguaje común para las discusiones sobre la educación. “Esta práctica permitió que los administradores y maestros observaran el desempeño de los estudiantes a través de un mismo lente y llegaran a las mismas conclusiones en cuanto a su calidad”, puntualizó.