El presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz, afirmó que la Unión Europea se ha partido en tres luego de que su manera exitosa de funcionar está siendo reemplazada por otra en la que son los gobiernos los que toman las decisiones.

Esa “no es la Europa que deseo”, afirmó Shulz en una entrevista en el diario español El Mundo, en el marco de una visita a España.

Señaló que ahora, la UE se ha dividido en el eje franco-alemán representado por Angela Merkel y Nicolás Sarkozy; los demás países de la eurozona y el resto de la UE, con un estatus especial para el Reino Unido.

Apuntó que “estamos viviendo un momento difícil donde mucha gente empieza a mostrar su decepción y cierta falta de esperanza para el futuro” y esos son los ingredientes para que surja el populismo como se ha visto en Francia y Holanda, entre otros países.
Puso como ejemplo que no ha habido un país que haya insistido más radicalmente en la austeridad que Holanda.

Sin embargo ahora que el gobierno se ha visto obligado a hacer recortes, ha perdido el apoyo de su socio, el ultraderechista Geert Wilders, porque dice que está actuando al dictado de Bruselas.

Shulz puntualizó que “es fácil decirle eso a los votantes, pero nosotros no tuvimos nada que ver en la toma de decisiones de gasto”.

El presidente del Parlamento Europeo, quien este viernes se reunirá con el presidente español Mariano Rajoy, también se manifestó en contra de la idea de anular el Acuerdo de Shengen, por medio del cual se finalizó con los controles fronterizos.

“La UE está amenazada por gente que la usa para defender sus intereses personales y ganar elecciones. La idea de anular Schengen no es práctica para los europeos”, remarcó.

Consideró que para prevenir la inmigración ilegal hace falta reforzar las fronteras externas, aumentar las actividades del Frontex, ayudar a los países del Norte de Africa, pero no cerrar los controles internos.

Agregó que “como presidente del Parlamento Europeo, estoy comprometido a luchar contra quienes usan cuestiones emocionales para destruir la UE”.

Advirtió que quienes no creen en el proyecto comunitario están en un error, “pues los desafíos del siglo XXI son aquellos a los que un país no puede enfrentarse por su cuenta: los acuerdos comerciales, de medio ambiente, de relaciones monetarias o financieras”.

Agregó que sólo pueden resolver estos problemas con todo el apoyo de la UE y puso como ejemplo que tras la Primavera Arabe hay 250 millones de personas que necesitan infraestructuras, desarrollo agrícola e industrial, sistemas sanitarios eficientes.

“Sólo Europa en su conjunto puede dar una respuesta a estas necesidades”, enfatizó.

Reconoció que la Comisión Europea ha sido poco coherente en algunos momentos y no ha luchado lo suficiente contra el comportamiento de algunos países, como Francia y Alemania, que no cumplían las reglas, mientras que la Eurocámara ha luchado mucho, pero no ha sido eficiente.