En su primera celebración de la Batalla de Puebla como gobernador, Rafael Moreno Valle Rosas “tiró la casa por la ventana” para realizar un festejo a lo grande, al que asistió un presidente de la República muy distinto al que acompañaba a Mario Marín.

Entre bromas, carcajadas y amena plática, el presidente Calderón Hinojosa disfrutó del desfile conmemorativo a la Batalla del 5 de Mayo, al lado del gobernador del estado.

Literalmente las 55 escuelas participantes —con gran parte de sus 25 mil 882 alumnos y profesores— se desvivieron vendiendo a miles de padres de familia uniformes de gala, trajes de mariachi, charro, chinacos, e inclusive de guerreros prehispánicos, los que sólo se utilizan en los 45 minutos de recorrido.

Cabe señalar que para muchos el gasto valió la pena, sobre todo porque ahora no hubo —como el año pasado— un recorte o salida abrupta del primer mandatario de México como en el último informe del pasado sexenio.

Lo que sí se hizo igual fueron los dispositivos de seguridad, los que estuvieron extremadamente exigentes, al grado de retener a diputados y senadores a unos metros de la tribuna principal por carecer de acreditaciones.

No sólo se limitó a los gastos del erario público en la construcción de carros alegóricos, sino que en todas y cada una de las escuelas participantes los padres de familia tuvieron que gastar en prendas especialmente confeccionadas para el evento.

También se realizó una impresionante representación de la Batalla del 5 de Mayo de 1862 en la XXV zona militar, además de ofrecer una comida al Ejecutivo con la “crema y nata” de los empresarios e industriales de Puebla.

“Me alegra mucho venir a estas tan significativa ceremonia, no era usual que los presidentes se quedaran a toda la festividad, algunos ni siquiera se quedaban al desfile, pero a mí, como me gusta mucho venir y me gusta el desfile, y ya entrados en gastos, le pedí al general que reestableciera la batalla de Puebla. Volvimos a ganar, por cierto”, bromeó Calderón Hinojosa

Y tan feliz estaba el presidente que anunció a petición del gobernador Moreno Valle: “vamos preparando para celebrar en grande y como Dios manda el 150 aniversario; propongo que sea una fiesta nacional, como debe ser y como lo es”.

El gasto

Aunque hace unos días el llamado o exigencia del secretario de Educación Pública, Luis Maldonado Venegas a las escuelas era que no se obligara a gastar en exceso en uniformes para el desfile, todas las escuelas estrenaron atuendos.

En cada una de las 55 escuelas participantes —públicas y privadas—, los escolares tuvieron que gastar en uniformes de gala, vestidos folclóricos, disfraces, sin importar el costo de cada prenda, las cuales oscilaron de entre los 500 hasta los 2 mil pesos cada uno.

Pero no sólo el gasto ostentoso se realizó en los uniformes con que desfilaron los más de 23 mil estudiantes, sino en los mismos 61 carros alegóricos, donde ahora sí se notó la inversión de los 20 mil pesos en cada uno, por lo bien construidos.

Los primeros en desfilar —como se está haciendo costumbre— fueron los contingentes militares, donde presumieron el armamento y vehículos castrenses; los elementos que marcharon con la gallardía de siempre.

Posteriormente marcharon los zacapoaxtlas y xochiapulcas, representantes de los indígenas que lucharon al lado del Ejército de Oriente hace 149 años.

Finalmente inició el “desfile de modas” de las escuelas, con el contingente de la secundaria Técnica 2 Francisco I. Madero, la que uniformó a gran parte de sus alumnos como fuerzas militares de élite, incluido el maquillaje de camuflaje en la cara.

Con esta institución educativa empezó la lista de uniformes comprados especialmente para el evento, los cuales llegaron a costar hasta 2 mil 500 pesos, en algunos casos —según los mismos estudiantes— como algunos trajes de mariachi.

Hubo todo tipo de vestimentas en miles de alumnos, cuyas escuelas olvidaron la carestía y obligaron a padres de familia a comprar los uniformes, aprobados por unos y desaprobados en otros.

Pulularon las falditas —que dejaban poco a la imaginación— portadas por niñas menores de edad, así como uniformes militarizados, de gala, vestimentas prehispánicas, trajes de charros, mariachi y de chinacos; además de banderolas, estandartes y vestuarios folclóricos. Los maestros también estrenaron trajes —en algunos casos muy mal combinados—, o hasta vestimentas totalmente blancas como si fueran a hacer la primera comunión.

Lo que más llamó la atención fueron los trajes apretados, al grado de que uno que otro maestro amenazaba con dar el tradicional “botonazo”, proveniente de quienes están encargados de frenar la obesidad en sus aulas.

Llamó mucho la atención la participación del Instituto Poblano de la Juventud (IPJ) que empleó jóvenes de sus cursos, incluyendo una banda de guerra. Pero lo más chusco fue un pequeño go kart que jalaba a dos carros con 20 personas arriba.

Las risas de la concurrencia brotaron cuando en la parte trasera de los carros, personal con traje del IPJ empujaban a todo lo que sus brazos les daba, ya que por la falta de poder en sus “turbinas” retrasaba el desfile.

Cada uno de los 61 carros alegóricos fueron de excelente manufactura, entre los que se encontraban representaciones de la vida cultural, gastronómica e histórica de Puebla, los que arrancaron aplausos en reconocimiento de los concurrentes.

Entre los carros que más llamó la atención por su excelente construcción fue la de la copia de la fuente del Paseo Bravo, la cual estaba idéntica y unas grandes cabezas de una monja y Agustín de Iturbide, como entregando un gigante chile en nogada.

La tribuna

En la tribuna principal se divertían de lo lindo, en una charla visiblemente amena, el presidente Felipe Calderón y el gobernador Rafael Moreno Valle.

Como si se tratara de los mejores amigos de años, ambos personajes panistas disfrutaron, comentaron y hasta se carcajearon durante el paso de los miles de estudiantes, fuerzas castrenses y autoridades civiles.

Atrás quedaron las malas caras y los cortes al desfile, como las escenas que hubo entre Calderón y Mario Marín en las constantes visitas a Puebla.

Hubo quienes se desvivían por estar lo más cerca de los personajes del momento, aunque unos, como Enrique Doger, no tuvieron tanta suerte luego de que fue sentado hasta la orilla de la tribuna, “por poco y lo mandaban a la tribuna de prensa”, bromeaban reporteros.

La seguridad

El desfile inició a las 10:55 horas, cinco minutos antes de lo programado, poco después de que desfilaran también las “luminarias poblanas”, como exgobernadores, diputados, senadores y funcionarios estatales.

Estos personajes tuvieron que emprender largas caminatas para llegar a la tribuna principal, la cual fue copada sólo en los asientos de abajo, lo más cercano al Presidente Calderón, como queriendo salir en la foto. Las sillas de arriba eran abandonadas.

Pero antes de llegar al lugar de privilegio, los concurrentes —sin excepción— tuvieron que pasar tres vallas y dos retenes con arco detector de metales, donde a cada persona personal del Estado Mayor Presidencial le revisaban la bolsa, mochila o cualquier cosa que llevara.

Las filas para ingresar al lugar VIP se tornaron largas y tediosas, luego de que la zona del parque Juárez —incluyendo plaza Dorada— fue sitiada por personal militar, quienes no dejaban pasar ni una mosca que no llevara gafete.

Tal fue la restricción que a unos pasos de la tribuna principal fueron detenidos al menos cinco diputados, entre ellos Filiberto Guevara y José Luis Márquez, así como los senadores Melquíades Morales Flores y Humberto Aguilar Coronado; además del rector de la UAP, Enrique Agüera Ibáñez.

A dichos personajes les era revisado minuciosamente su invitación, como si se tratara de un cadenero en el “antro” de lujo, determinando el soldado quien entraba y no, mientras otros esperaban.

Pero quien de plano tuvo más problemas fue “El Tigre”, Humberto Aguilar, quien de plano olvidó la invitación y por poco se queda sin entrar, pero gracias a algunas “llamaditas” llegó personal del gobierno estatal, recomendando a los militares dejar pasar a todos sin restricción.

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La numeralia del desfile

Inicio: 10.55 horas Término: 13:05 horas 55 instituciones educativas 25 mil 882 estudiantes 5 mil militares 250 miembros de la Armada 150 zacapoaxtlas y xochiapulcas 100 charros 100 efectivos a caballo 61 carros alegóricos

"Vamos a tratar, gobernador, le propongo que sea una verdadera fiesta nacional, como debe ser y como lo es.” -Felipe Calderón Hinojosa

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