¿Se imagina usted la impotencia que deben sentir los pobladores de Chalchihuapan al ver libres a los policías que mataron al niño José Luis Tehuatle, mientras su presidente auxiliar sigue preso en el penal de San Miguel?
Lamentablemente, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos se ha hecho ojo de hormiga, después de que el Señor de los Cerros se pasó sus once recomendaciones por el arco del triunfo.
Pareciera que el nuevo ombudsman se convirtió en un cómplice más del gobernador poblano, toda vez que con su pasividad tolera la impunidad que se vive en Puebla.
En el colmo de la desfachatez, mientras el asesinato del niño José Luis sigue impune, la semana pasada Moreno Valle inauguró el Parque de la Niñez.
Un parque que podría convertirse en un centro altamente peligroso, si consideramos que los policías asesinos ya están libres y que su jefe, el secretario de Seguridad, Facundo Rosas, se mantiene en el cargo.
Valdría la pena preguntarse si los niños en ese parque están seguros, cuando los infanticidas siguen libres.
No vaya a ser que en uno de sus arranques, don Facundo lo convierta en un campo de tiro.
 
La triste agonía de El Relicario
Tras la decisión del gobernador Moreno Valle de malbaratar dos hectáreas pertenecientes al estacionamiento del estadio Cuauhtémoc para beneficiar a un grupo de empresarios laguneros que construirán el Coliseo de Puebla, la plaza de toros El Relicario fue condenada a su demolición, por lo que esta feria de mayo servirá para despedir al coso de Los Fuertes.
Lamentablemente, la que debiera ser una temporada de oro, para un cerrojazo digno de la que fue considerada una de las cinco plazas más importantes del país, amenaza con convertirse en un serial oscuro, organizado por uno de los peores empresarios taurinos de México. 
Veamos.
En el medio taurino se da por hecho que el empresario Marco Castilla, de Espectáculos Santa Julia, ya tiene amarrada la plaza para organizar el serial de mayo en Puebla.
Una tentadora propuesta presentada al secretario de Turismo, que contempla cinco corridas y una novillada, incluyendo a las principales figuras españolas con las ganaderías de mayor prestigio, tienen a Castilla a punto de firmar el contrato para organizar la Feria de Puebla.
Lo que no saben los altos funcionarios morenovallistas es que Marco Castilla es el mismo empresario que el año pasado "organizó" —por llamarlo de alguna forma— la pasada Feria de Texcoco, con un fracaso absoluto y un fraude para todo el público.
De las seis corridas y dos novilladas ofrecidas en la Feria del Caballo, terminó dando sólo cinco festejos, cambiando los carteles y recortando la feria.
El 26 de abril anunció a Morante de la Puebla, Talavante y el Payo con el rejoneador Gamero y el 27 Víctor Mora, Jairo Miguel y Frausto, festejos que terminó cancelando argumentando que la gente no iba a la plaza.
Así las cosas, la plaza de toros, que en el sexenio de Rafael Moreno Valle ha vivido sus peores años, parece que tendrá una última feria indigna para un coso que durante tres décadas vio partir plaza a las mejores figuras del toreo mundial.
No entiendo cómo, si el propietario del Coliseo de Puebla es el matador de toros Arturo Gilio, no le dan la responsabilidad al diestro lagunero para que organice la última feria de la plaza que durante innumerables tardes lo vio triunfar.
Porque si alguien puede presumir de haber sido un ídolo de El Relicario, es precisamente Gilio, quien, además de triunfar, también regó con su sangre ese albero, lo cual me hace pensar que por simple cariño puede organizar con categoría la última feria del coso de Loreto y Guadalupe.
Bien dice el dicho que "para qué tantos brincos, estando el suelo tan parejo".