De manera oficial se llama Carlos Sánchez, al menos así lo presentó la Secretaría de Seguridad Pública y Tránsito Municipal (SSPTM), es de manera inicial presunto responsable de delitos contra la salud y de robo de vehículo, pero si se le investiga más detenidamente, arrastrará otros delitos graves, delincuencia organizada, para empezar.
Carlos Sánchez, así nada más, sin un segundo apellido, seguramente porque "no tiene madre", llego a la ciudad de Puebla procedente de Michoacán, huyendo no de una persecución policíaca o de una "limpieza delictiva", pero sí de un cambio de poderes, ahora manda otro cartel que aún no se ha revelado; se robó un vehículo y se puso a vender heroína en la periferia y dentro de los mercados Hidalgo y Unión, así nada más.
Porque su conciencia le dictó que se "cambiará de plaza" para seguir delinquiendo. Y sin más supo dónde estaba "la papa" y dónde podría operar su comercio ilegal de heroína. 
Pero no es cierto, Carlos Sánchez es sólo una pequeña pieza de un grupo delictivo que se está asentando en Puebla y que sin más opera desde el Centro de Readaptación Social (Cereso) de San Miguel.
 
Desde el Cereso de San Miguel sale heroína para el hoyo negro
En el Cereso de San Miguel, desde hace tres años, se encuentra preso Felipe Almazán Castolera, "el primo", proviene de Chilpancingo (Guerrero), pero su cartel proviene desde el Distrito Federal, de peligroso barrio de Tepito.
Almazán Castolera tiene en su nómina a un subdirector del Cereso, quien le permite contar con el control directo para la distribución de heroína en todo el penal y fuera de éste.
Desde el Cereso de San Miguel de Puebla se distribuye la droga que llega al “Primo", la heroína no sólo se queda en territorio poblano, también llega a los defeños.
‎La complicidad de funcionarios de la Secretaría de Seguridad Pública de Puebla y del Distrito Federal, además del Estado México, sin dejar de mencionar a las autoridades federales acantonadas en esos tres estados, sin olvidar Guerrero y Morelos, es la que ha permitido que Puebla, desde el Cereso de San Miguel, sea el principal distribuidor de heroína, como alguna vez ocurrió cuando desde el mercado de la Cuchilla, en Puebla, como del mercado Jorge Murad o “La Fayuca” se elaborada toda la piratería en discos que se vendían en el DF.
No hablar en "malandradas", hemos ocupado los primeros lugares. 
Pero así es, una carta llegada a esta columna, de la que obviamente no diremos el remitente, revela que la mayoría de la droga conocida como heroína se vende desde el Cereso.
El "mero mero" vendría siendo Felipe Almazán, detenido en hace tres años en la ciudad de Atlixco, cuando elementos de la Policía Federal catearon su casa y le encontraron drogas y dinero.
"El Primo" no se regeneró, por el contrario, amplió su imperio.
Y por alguna razón llego a Michoacán, donde hombres que se dedican al crimen organizado están en desbandada, y muchos de ellos están siendo contratados y no le extrañe que muchos de estos ya estén en Puebla, vendiendo heroína.
‎Retado a otros carteles que aseguran ya tienen permiso de operar, en una Puebla donde nunca pasa nada, sólo que los encargados de la seguridad se enriquecen cada día, mientras las ejecuciones se van a incrementando.
Donde todos se figuran que vivimos en un "paraíso", con delincuentes libres, con presos políticos y con la guadaña sobre el cuello de quienes se les ocurre reclamar.
Huele a ‎Veracruz, Tamaulipas, Michoacán, huele a impunidad.