En estos días se han dado claras y muy caras evidencias de que el toreo regresa lo clásico o de que el clasicismo regresa al toreo.

Jerónimo, con su sentimiento, el torear con la muleta llevada por el corazón, ha sido siempre la principal y más señalada característica de su toreo, pero ahora en la bella y monumental plaza de Zacatecas, durante su feria, Jero ha unido a su toreo, o mejor dicho, ha sacado de lo más profundo de su sentimiento el toreo despacioso, aquel que nuevamente han puesto de moda allá José Tomas, al grado de que en su última actuación su lentísima faena fue acompañada por las notas de la música de José Alfredo Jiménez tocada por la banda de la plaza: “Despacito... muy despacito” y ¡olé! Toreo del que también ha dado muestra recién Miguel Ángel Perera, en Ronda, de quien por cierto luce su nombre en curiosos carteles en francés para el Coliseo Romano de Nímes: “SEUL FACE 6 Jandilla 6, Samedi Sept. 20”. “Se enfrentará en solitario a 6 Jandilla 6 el sábado 20 de septiembre”.

Mientras el martes en Salamanca, Morante ha dado 7 Verónicas 7 rematadas con una media al más clásico estilo. “Como mandan los cánones”, decían los escribidores de antaño.

Y hoy: “Siete lances. Siete veces verónica, como la leyenda, lances de espejo y de alma rota, de acunar el aire con los brazos y mecer una embestida de salida de toro ya picado. Siete lances de dar el corazón, de irse tras el toro…Siete pasos al frente para ganar terreno, siete esculturas efímeras que ahí quedaron”, ha escrito J. Hernández en CenterCom, la web de Salamanca.

En esa plaza La Glorieta un día antes de su actuación José Antonio Morante de la Puebla ha compartido sitio, barrera en el tendido con otro grande de los clásicos, S.M. Santiago Martín “El Viti”, con el que de seguro ha estado hablando del toreo con el corazón, pues los dos harto entienden de ello.

Y volviendo a Jerónimo ha conquistado a la afición zacatecana con su toreo muy a la mexicana, muy al inimitable estilo del “Faraón de Texcoco”.

Y Jerónimo no lo imita, nunca ha tratado de hacerlo pues nunca le vio torear, lo que hace le sale de dentro, de lo que trae en el sentimiento de torear a una manera que se llama “Escuela Mexicana del Toreo”, por ello resulta mandatorio que cuando Ramírez de Arellano, que así se apellida Jero, torea de muleta la banda de música debe tocar las notas del paso doble: “Viendo torear a Silverio”.

En horagüena por Jerónimo que bien entiende y su misión es hacer entender a quienes van a verlo, a recrearse con su manera de interpretar el toreo, que en él no hay aspavientos, saltitos y adornos de pirotecnia, lo que hace y sabe hacer muy bien es el toro clásico y ese es su camino. Y en horagüena también por la fiesta, por los toreros que vienen a revindicar la fiesta por el camino del arte que se expresa a base de puro sentimiento y despacito… muy despacito.

 

El antiguo Coliseo romano de Nímes, data del año 27 a.C., también conocido como Arena o Anfiteatro de Nímes, desde 1863 es plaza de toros. Y luego dicen los anti que tras de la fiesta de los toros no hay cultura.

7 verónicas 7; con este corte muy a lo Morante ha dado el de la Puebla en corrida de feria en Salamanca. Verdadero acunar la embestida en el suave y desmayado movimiento del capote. 

En barrera de primera fila. Plaza La Glorieta: Su Majestad Santiago Martín “El Viti”, comparte barrera con José Antonio Morante. Sabía conversación entre artistas, toreros con rango de maestría. Charla cuyo contenido de seguro fue causa-efecto de la soberbia actuación de Morante al día siguiente.

El toreo muy despacioso de Jerónimo, la cabeza inclinada igualito a Silverio Pérez en el muletazo al histórico “Tanguito”. Imagen de archivo con deficiente calidad, pero que corrobora lo que siempre se ha dicho del torero capitalino-poblano-tlaxcalteca. El brazo de la salida, ligeramente flexionando el codo para lograr más el mando, la cadencia, la despaciosidad para ligar el siguiente… ¡Muy asilverado!