Terminó el segundo periodo de sesiones de la segunda Legislatura morenovallista. 
Y con ello hay un breve espacio al servilismo de los diputados, que trabajan sin brújula alguna, sin una agenda que cumplir.
Sometidos totalmente a los designios del Poder Ejecutivo y que en estos dos periodos sólo han legislado de manera prioritaria para aprobar en fast track las iniciativas enviadas por el gobernador.
Este estilo de legislar —donde el debate político brilla por su ausencia— ha sometido al Congreso local a una grave crisis de credibilidad y, peor aún, no se pudo sacudir el estigma de la anterior Legislatura, de trabajar a favor del grupo que los llevó al poder y se olvidaron por completo de los ciudadanos que votaron por ellos.
En estos dos periodos de sesiones, los diputados locales —salvo los legisladores de Movimiento Ciudadano, Ignacio Alvízar Linares y Julián Peña Hidalgo; del Partido del Trabajo, Mariano Hernández y Lizeth Sánchez; Geraldine González, del Partido Verde Ecologista de México— se convirtieron en cómplices de la brutal represión a los habitantes de San Bernardino Chalchihuapan.
Los diputados locales, por miedo a contradecir al Señor de los Cerros, aprobaron, sin el debate legislativo correspondiente y en fast track, la ya famosa #LeyBala.
En menos de dos meses de esa pronta aprobación fue utilizada a carta cabal por la fuerza pública y el pasado 2 de julio fue estrenada en Tehuacán. Con abuso de la fuerza pública, más de 150 elementos de la Policía Estatal desalojaron a manifestantes procedentes de 28 juntas auxiliares de la región, quienes mantenían asegurado el Centro Integral de Servicios con trabajadores y usuarios adentro, y además bloqueaban la carretera federal Puebla-Tehuacán.
Siete días después, la #LeyBala, aprobada con prontitud, cobró su primera víctima mortal en un niño de 13 de años de San Bernardino Chalchihuapan.
Los diputados, cual cómplices, guardaron silencio.
Y como no mueven un dedo en el Congreso sin el mandato del Ejecutivo, estos no reaccionaron hasta que el mismo Ejecutivo, el 21 de julio, les ordenará abrogar la “ley Bala” y de esa forma acallar la creciente indignación social.
Ese mismo día, los legisladores incluyeron en el orden del día la iniciativa del Ejecutivo para abrogar la “ley Bala”. Pero tienen miedo y no hacen nada.
Ayer, al concluir el segundo período ordinario de sesiones, los diputados se despidieron sin abrogar la polémica “ley Bala”, que ha colocado a los legisladores locales en los ojos de la crítica nacional e internacional.
Para no provocar el enfado del Poder Ejecutivo, los diputados procesaron la aprobación de las cuentas públicas del gobernador Rafael Moreno Valle y mandaron a la “congeladora” la iniciativa de abrogación.
De ese tamaño es el servilismo de los legisladores locales.