Tal como lo publiqué en mi columna del 4 de marzo.
La presencia de Ivonne Ortega en Puebla para presentar a la nueva delegada de su partido, para recomponer las precarias condiciones del Revolucionario Institucional, generó un clima de entusiasmo entre las huestes tricolores, las cuales se alborotaron con la exgobernadora yucateca, quien no oculta sus rencores con la administración morenovallista.
Para nadie es un secreto que Ivonne vino a Puebla en 2013 para intentar frenar la arremetida blanquiazul, encabezada por Moreno Valle, en contra de todos aquellos que no comulgaran con su presencia.
La derrota del PRI en esa elección le enseñó a la señora Ortega que el Señor de los Cerros no estaba dispuesto a perder ningún proceso, así tuviera que empeñar su alma al diablo.
Los excesos en la utilización de recursos públicos y de la estructura estatal marcaron la línea derrotista del tricolor en esa lección, enseñándole a doña Ivonne que en Puebla sólo truenan los chicharrones morenovallistas.
En ese sentido, la exgobernadora definió al régimen morenovallista como autoritario y con serias carencias de escrúpulos.
Ni más ni menos.
De ahí que doña Ivonne haya decidido tomar al toro por los cuernos pidiéndole a César Camacho que fueran Puebla y el Distrito Federal los estados que debe ganar en las próximas elecciones federales.
Así que la secretaria general de PRI decidió tomar a Puebla como un reto personal, del que sólo sabremos los resultados con el paso del tiempo.
Después del análisis de los posibles dirigentes sustitutos de Pablo Fernández de Campo, por fin la dirigencia nacional tiene al personaje que puede llevar los destinos del PRI estatal a una recuperación política.
Guillermo Deloya Cobián, como la informamos en este espacio, será el nuevo dirigente estatal, sólo es cuestión de tiempo. La designación está prevista para la segunda quincena de mayo.
Incluso, Deloya Cobián ha intensificado sus visitas al interior del estado para cabildear su posición como nuevo dirigente de los decaídos priistas.
 
La otra Puebla
A la redacción de Intolerancia Diario han llegado innumerables correos de ciudadanos del interior del estado para manifestar su inconformidad contra el gobierno del estado por tener en completo abandono a las carreteras estatales.
En todos los reportes el común denominador es que las carreteras se están despedazando y no hay para cuándo se les de mantenimiento. La mayor preocupación de los pobladores es que se aproxima la temporada de lluvias y eso, principalmente en la Sierra Norte, acelerará la destrucción de las vías de comunicación.
En fin, para el actual gobierno estatal sólo existen obras para la zona metropolitana.