Un hombre fuma mientras le saca filo a una navaja de rasurar. El hombre es el director de cine Luis Buñuel y la película es en blanco y negro. Una nube se acerca a la redondez blanquísima de la luna. Buñuel se sobresalta y camina hacia la terraza, en la que una mujer, la actriz Simone Mareuil, mira cómo la nube cruza la luna y parece partirla en dos. Buñuel, navaja en mano, se acerca a la actriz y se coloca detrás de ella. El hombre, apacible al principio, es víctima de extrañas sensaciones reproducidas en su rostro. El cigarrillo siempre aparece entre sus labios. La mujer mira la luna como si estuviera hipnotizada. Luis Buñuel acerca la navaja al rostro de Simone Mareuil, le abre los párpados y, con una elegancia justa, secciona en dos su ojo izquierdo.
 
Esta escena —con el fondo musical de "Tango Argentino", de Vicente Álvarez— abre la película A Chien Andalou (Un Perro Andaluz), que se estrenó en París en 1929 y fue dirigida por Buñuel a partir de los sueños de Salvador Dalí, Pepín Bello y el propio Buñuel.
Los actores principales, Simone Mareuil y Pierre Batcheff, se suicidaron pocos años después.
 
Aunque al principio se divulgó la versión de que Batcheff había fallecido víctima de una sobredosis de drogas, terminó por imponerse la tesis del suicidio.
 
El caso de Simone Mareuil fue más terrible pues, tras rociarse de gasolina, encendió un cerillo y lo lanzó a su cuerpo.
Las dos muertes persiguieron a Buñuel hasta el final de sus días. No entendía cómo los actores principales de su primera película —un cortometraje de 17 minutos— habían tocado con éxito las puertas del suicidio luego de ser víctimas de una notable depresión.
Muchos años después, ya en su casa de la calle Providencia, en la colonia Del Valle de la ciudad de México, Buñuel compartía con sus amigos Carlos Fuentes y José de la Colina la incertidumbre que lo acompañaba. Para disiparla, el aragonés preparaba su famoso martini, que los ponía a cantar.
 
Esta columna que hoy inicia quiere rendirle un homenaje perpetuo a Buñuel, toda vez que el título —Es peligroso asomarse al interior— estuvo a punto de imponerse al de Un Perro Andaluz.
 
Gracias a Enrique Núñez, director de Intolerancia, por la hospitalidad que a partir de hoy le dará a estos oscuros borradores convertidos en columna.