El próximo domingo 11 de junio, Morena realizará una sesión más de su Consejo Nacional. Ahí se definirá el método con el cual seleccionarán a su candidato presidencial. Para ser más claros, se afinarán las letras chiquitas de la famosa encuesta.

Como si se tratara de un castillo de naipes, minutos después de eso comenzarán los “ajustes” federales, el fantasma de las renuncias rondará por los pasillos de Bucareli, del antiguo Palacio del Ayuntamiento y quizá hasta por San Lázaro o el Senado.

El efecto se repetirá en cascada en los estados. La semana que viene varios suspirantes y corcholatas habrán de encontrar los pretextos perfectos para mantenerse aferrados en sus cargos o bien, las excusas creíbles para solicitar licencia y dejar botado el encargo que les hicieron los ciudadanos.

En todos los casos, no cabe duda, la ambición personal será el ingrediente principal. Los intereses propios y no el bien común será lo único que pese para tomar estas decisiones.

Junto con las renuncias, algunas de ellas obligadas por las circunstancias políticas y la presión mediática, vendrán los consecuentes cambios.

Suplir a quienes se van a la aventura electoral será complicado, no porque se trate de los mejores perfiles o porque hayan realizado un trabajo destacable, si no por el reto de encontrar a personajes que sí puedan tomar las riendas y dar un cierre digno en las administraciones federales y estatales.

Quienes ya se ven en las boletas del 2024 deberán apostar a rodearse de gente capaz, armar grupos donde el talento prevalezca; decantarse por elementos improvisados podría costarles desde la candidatura, hasta el triunfo.

La temporada de enroques, traiciones y oportunismo ha llegado.

La BUAP se actualiza

Antes de ayer, la ley que normaba la operatividad de la BUAP carecía de temas que hoy están presentes en todos los sectores sociales. La igualdad sustantiva es uno de los tópicos que no se tenían contemplados y que era urgente incluir, así como líneas para prevenir la discriminación y la violencia de género.

Los avances tecnológicos que hoy tenemos están a años luz de las incipientes herramientas que había hace cinco lustros, otra razón de mucho peso para actualizar los estatutos que rigen a la universidad pública.

Ante las terribles olas de calor, las lluvias extremas y demás efectos del calentamiento global, incluir reglas para cuidar el medio ambiente era otra prioridad.

El ordenamiento también atiende avances de la sociedad. Entre las reformas se encuentran algunas en materia de transparencia, un renglón del quehacer público que cada día es más vigilado.

Sin duda que esta nueva ley, como todas las normas, es susceptible de tener mejoras o ajustes para la evolución de una sólida institución, sin embargo, el documento que ayer se aprobó en el Congreso del Estado es un gran paso.

¿Cuáles serán los beneficios y avances tras su aplicación?

Veremos y diremos.