Será mañana cuando México tenga su mayor exposición comercial del año, todo gracias a una mal atribuida interpretación norteamericana del cinco de mayou como el día de fiesta nacional. Es harto complicado de aceptar, pero el reconocimiento internacional de la cultura mexicana tiene todo que agradecer a la maquinaria cultural gringa.

Por supuesto que somos extraordinariamente ricos en expresiones mesoamericanas, novohispanas y contemporáneas, aunque como país nunca hemos sabido posicionar ese poder suave. Lo que el mundo conoce de la gastronomía, cultura y tradiciones mexicanas es lo que les manda Hollywood. Las películas de Coco y James Bond han posicionado las tradiciones de día de muertos más que lo que hayan podido hacer las secretarías de cultura y turismo en las últimas siete décadas.

Así, la comida mexicana se acota principalmente a lo que manda la industria cultural de Estados Unidos. Duele, pero el grueso de los paladares internacionales desconoce lo que es un mole o un pipián. Menos sabe que el origen de decenas de ingredientes –vainilla, maíz, amaranto, etcétera– son de México, aún menos que muchos se originan en nuestro estado. Todos los ingredientes que le menciono anteriormente, por si era un dato que no tenía a la mano, son originariamente de Puebla.

El plato quintaesencia mexicano –los tacos– son un ejemplo de lo conocidos que son en el mundo y de lo alejados que están de lo que son para nosotros. Como muestra de esto nada mejor que un evento que sucederá un día después de la fiesta del 5 de mayo en la Abadía de Westminster: la coronación del nuevo monarca de Britania, el rey Carlos III.

Podrá imaginarse que la real celebración en Buckingham irá por todo lo alto, con un menú que tiene que estar a la altura de las circunstancias. Tartas de cangrejo, canapés de salmón, langosta, cordero y merengues, entre otras delicias, serán parte del menú para la fiesta de coronación.

Y aunque no todos los plebeyos del reino están invitados a este banquete, la Casa Real diseñó una serie de platillos para cocinar en casa y disfrutar de acuerdo a las papilas gustativas del rey Carlos III y la reina consorte Camila. Uno de esos platillos es ni más ni menos que tacos de camarón con piña y cilantro. O bueno, lo que el Reino Unido tiene entendido como tacos como lo dicta la receta del célebre chef Gregg Wallace.

Es taco, pero no lleva tortilla, los ingredientes van sobre un “taco shell”, que es una masa prefabricada y frita de forma cóncava. Imagínese un Dorito gigante doblado a la mitad y se acercará bastante. Esto es herencia directa de lo que los gringos han entendido como taco, en la tradición de la cocina tex-mex. Lo puede ver también en que el “taco” debe ir generosamente bañado en crema agria, otra herencia de la cocina mexicana interpretada por los gringos. Los camarones van sazonados con paprica; si a alguien de Ensenada le dicen que eso es un taco de camarón le da un síncope.

Hace un año el finado gobernador Barbosa anunciaba un ambicioso plan para colocar a Puebla como foco de las festividades norteamericanas del 5 mayo, démonos de gracias si siquiera podemos retener como país lo que significa un taco.