Este 25 de mayo hay fiesta en el Estadio Hermanos Serdán y en el corazón de los aficionados a los Pericos de Puebla, pues la Novena Verde cumple 80 años de vida.

El cuadro emplumado apareció por primera vez en 1942 en la Liga Mexicana de Béisbol (LMB) y a pesar de sus cambios a lo largo de ocho décadas, actualmente se mantiene firme en Puebla como uno de los equipos animadores campaña tras campaña.

En estas ocho décadas de existencia, los Pericos de Puebla han conquistado cuatro campeonatos sumados en sus diferentes formas, organizaciones y nombres, pero siempre representando al béisbol poblano con orgullo.

El nacimiento de los Pericos de Puebla

La novena emplumada tuvo su debut en el año de 1942, bajo el mando de José Luis “Chile” Gómez; en ese entonces jugaban en el Parque Puebla, ubicado en la 37 Poniente y 11 Sur.

Hasta 1948, la franquicia poblana se mantuvo en suelo poblano con un roster lleno de figuras como el legendario Roberto “Beto” Ávila, Salvatore Maglie, Juan Conde, Alberto Hernández, Adrián Zavala, Napoleón Reyes, por sólo mencionar a algunos grandes del diamante en México.

Primera época dorada 

Tras varios años de ausencia, Pericos de Puebla volvió al jardín azteca en 1960 apareciendo a lo grande. Luego de tres años de ser una novena importante, en la temporada 1963, los emplumados obtuvieron el primer campeonato de LMB bajo el mando de Antonio Castaño, quien hasta la fecha sigue siendo el mánager con más triunfos en la historia de los Pericos de Puebla.

Hablar del primer título de la Novena Verde es mencionar a peloteros del calibre de Ronnie Camacho, Miguel Sotelo, Oscar Rodríguez, Julio Moreno, Moi Camacho, Jorge Fitch, Rodolfo Sandoval, José “Zacatillo” Guerrero.

Otros brillantes beisbolistas que pasaron por Pericos de Puebla en los años 60 fueron Andrés Ayón, pitcher que tiró juego sin hit y carrera, Teolindo Acosta y Musulungo Herrera.

En la década de los setentas, Pericos de Puebla siguió siendo un equipo competitivo participando en varias postemporadas sin conseguir el título de la LMB.

De Pericos a Ángeles

Para 1976, la organización decidió cambiar el mote para ser conocidos como Ángeles y tres años después, la franquicia conquistó el segundo título en la temporada 1979.

Jorge Fitch quedó inmortalizado en la franquicia al ser en ese entonces el mánager del equipo y ser el primer bicampeón de Pericos de Puebla como jugador y luego en la banca en 1979.

Para los aficionados de antaño, es imposible no mencionar a legendarios de la Novena Verde del calibre de Jorge Luis Hernández, César Díaz, Fernando López, Pablo Gutiérrez Delfín, Alfonso “Houston” Jiménez, Ernesto Escarrega, Francisco Estrada y Luis Lora.

Incertidumbre y tercer título

Tras unos años de ausencia a principios de los 80', en 1985 regresó la franquicia a Puebla y en la temporada de 1986, bajo el nombre de Ángeles Negros consiguieron el tercer título.

Rodolfo Sandoval siguió los pasos de Jorge Fitch, al lograr ser campeón como jugador y mánager en Puebla. Aquella Novena estaba armada de peloteros y pitchers como Willie Aikens, Orlando Sánchez, Don Carter, Jaime Orozco y Guillermo Rodríguez.

La historia de Pericos de Puebla ha pasado por muchas situaciones ajenas a lo deportivo y fue en 1993 cuando regresaron al diamante con el mote actual; sin embargo, en 1995 no hubo las condiciones para mantener la continuidad de la franquicia.

Nuevo milenio, misma pasión

Desde el año 2000, Pericos de Puebla se mantiene en el Estadio Hermanos Serdán dando alegrías a sus aficionados campaña a campaña buscando ser protagonista.

Tampoco se debe olvidar aquel mágico 2016 donde los Pericos de Puebla conquistaron la Serie del Rey ante los Toros de Tijuana en una serie que se tuvo que definir en tierras fronterizas.

Bajo el manejo de Cory Snyder, Pericos de Puebla conquistó el que hasta ahora es su último título de Liga Mexicana de Béisbol.

Actualmente Pericos continúa escribiendo su historia en la LMB, buscando un nuevo campeonato de la mano de un roster que combina juventud con experiencia.

¡Feliz 80 aniversario a los Pericos de Puebla! ¡Qué sigan las historias emplumadas!